La metalurgia en la región subsahariana no pasó por
las clásicas fases del Viejo Mundo (cobre, bronce e hierro),
apareciendo solo evidencias de fundición del hierro y en unas fechas muy
tempranas respecto a Europa. Hasta mediados de los años setenta del siglo XX se
relacionaba la expansión lingüística del grupo bantú por África central y austral (a partir
del siglo V a. C. y a costa de, sobre todo, las lenguas
joisanas) con la del metal. Pero los datos arqueológicos posteriores
han desmentido este modelo de tradición colonialista. Así, las dataciones más
antiguas relacionadas con artefactos férreos se sitúan hacia el 1800 a. C. en lo que actualmente es el desierto
de Níger.
Sobre el 1300 a. C. para algunos puntos de África
oriental, el 900 a. C. en el área del Congo y
el 500 a. C. en Zambia yZimbabue.8
El
proceso lingüístico bantú está todavía lejos de ser bien
comprendido y los estudiosos sostienen diversas teorías acerca de su génesis y
desarrollo.8 Puede que los Nok de
Nigeria, que vivían en los valles de los ríos Níger y Benué, y eran capaces de fundir y
forjar el hierro hace 2500 años estén relacionados con el origen de los
bantúes, aunque no hay pruebas.
Aunque
la mayoría de los grandes reinos de África centro-occidental mantuvieron
fuertes lazos de dependencia comercial con las áreas islámicas, ya históricas,
del norte, sus fuentes narrativas siguieron estando basadas en las tradiciones
orales. Tenemos noticias de ellos gracias a los viajeros y misioneros
musulmanes que alcanzaron el centro del continente y dejaron constancia en sus
escritos. Ese fue el caso de un geógrafo que describió en el siglo VIII el imperio de
Ghana. Los registros orales fueron puestos por escrito en árabe
gracias a historiadores de Tombuctú,
que durante el siglo XVII recogieron tradiciones que se remontaban a los siglos
XIII-XIV, relacionadas con el imperio de
Malí. En cambio, del imperio
Monomotapa, que floreció entre los siglos XI y XV gracias a los contactos comerciales
con los musulmanes asentados en la costa del Índico,
no hay documentos escritos hasta la llegada de los portugueses.
Noroeste de África
El
África mediterránea tuvo, durante la Edad de Piedra, una periodización equivalente
a la europea, Paleolítico y Neolítico.
Después, la influencia de la civilización egipcia y la llegada de colonizadores
fenicios aceleraron el ritmo evolutivo respecto a Europa.
Edad de Piedra en el norte de África
El Paleolítico inferior y medio están bien representados desde fechas muy remotas.10 Así, hay numerosas evidencias del Olduvayense y del Achelense (más en el Magreb que en la zona del Nilo), pudiéndose añadir a las industrias líticas diversos tipos de restos humanos (la mandíbula de Ternifine, en Argelia, que podría ser atribuida a Homo heidelbergensis o el cráneo de Jebel Irhoud, en Marruecos, de aspecto neandertaloide). Durante este periodo existe similitud entre los grupos norteafricanos y los de Europa occidental.
La cultura ateriense parece
romper esa tendencia y separa la evolución técnico-cultural (especialmente en
la zona del Sáhara)
de la de sus vecinos. Aunque es similar al musteriense en
algunas de sus técnicas líticas, tiene sus propias particularidades que lo
diferencian de aquel, como serían la costumbre de elaborar utensilios
pedunculados o una cronología que no podría ubicarse en las fases de la
Prehistoria europea (48000 a. C.-30000 a. C., aunque haya
constancia de su pervivencia durante al menos diez mil años más).